Debido a la crisis que estamos experimentando desde hace un tiempo y que no cesa de agravarse durante este año 2022, el Ejecutivo quiere poner sobre la mesa una política de renta. ¿Qué es esto? ¿Qué consecuencias puede tener para ti como trabajador? ¿Y como negocio?
El pacto de renta salarial que ha puesto sobre la mesa el presente Gobierno Español pretende subir los sueldos de los empleados de manera pactada y limitada, estabilizando así los costes salariales y el margen de ganancias de las empresas. De esta manera la política de rentas repercutiría en el salario de los empleados y en el margen de beneficios de los negocios.
El Gobierno quiere llegar a un acuerdo mediante el llamado diálogo social entre sindicatos y patronal. O lo que es lo mismo, que los agentes sociales consigan que las dos partes lleguen a un punto común para lograr un Plan Nacional con un pacto de rentas. Su objetivo último es proporcionar estabilidad a la sociedad, perfeccionar y activar la mejoría económica, estimulando la creación de empleo y mejorando el nivel de vida de los empleados.
Esto es todavía más importante si pensamos que hoy por hoy la situación que vivimos está marcada por una fuerte inflación que crece día a día.
De esta manera, la finalidad del pacto de renta salarial no es más que el de impartir de manera igualitaria los costes de la crisis y de la inflación actuales, proporcionando seguridad a la capacidad de adquisición de los trabajadores. Aun así, como ya hemos dicho, para que todo esto salga adelante de manera adecuada, primero tienen que llegar a un acuerdo sindicatos y patronales, lo que, por el momento, parece complicado.
Esta reforma, como ya ocurrió con otras tomadas al estallar la crisis de la Covid-19, busca beneficiar a las rentas más vulnerables junto con el apoyo de las empresas. Gracias a esto, los efectos más negativos de la inflación no son tan graves para quienes tienen dificultades económicas.
Es evidente que, desde el verano pasado, la crisis generada por la incipiente inflación no deja de aumentar cada día más. De acuerdo con el INE o Instituto Nacional de Estadística, en febrero de 2022 la inflación subió en un 7,6% en España, y en marzo llegó hasta el 9,8%, niveles que no se veían en nuestro país desde el año 1985. En Europa la situación es parecida, puesto que, según datos arrojados por la Eurostat, en marzo la inflación alcanzó el 7,5%, siendo el quinto mes en que más suben los precios en general.
Este gran aumento de los niveles de inflación ha provocado que el coste de vida suba de manera generalizada, siendo sobre todo notable en el precio de la electricidad, los combustibles y los alimentos. Consecuentemente, el poder adquisitivo de los usuarios cada vez corre más peligro.
Es en esta situación en la que surge la propuesta de crear un pacto de renta salarial de parte del Gobierno: si suben en general los salarios de los empleados, su poder de adquisición también lo hace, no siendo tan acusadas para ellos las consecuencias de la crisis. De esta manera se intenta poner freno a que la subida de la inflación afecte de manera negativa a los precios finales de las materias primas, deteniendo la espiral y la crisis inflacionista.
Las empresas y negocios tienen un importante papel en el desarrollo del pacto, ya que son las que tienen que subir el sueldo de los empleados para mejorar sus capacidades adquisitivas. De esta forma, el pacto de renta salarial implicaría minimizar el margen de beneficios de los negocios españoles, para lograr estabilizar el coste económico de la inflación entre empresas y trabajadores.
De todos modos, todavía tocará esperar hasta saber si el pacto de rentas se llevará a cabo, ya que las mediaciones entre las dos partes todavía no han terminado. A pesar de esto, por el momento todo indica que las posturas siguen alejadas, hasta el punto de que ya se ha avisado de que igual no se llega a un acuerdo.
Aunque cuando estalló la crisis sociosanitaria de la Covid-19 la economía mundial sufrió graves consecuencias, todo parecía apuntar a que recientemente se estaba recobrando la normalidad. A pesar de que esto es cierto, el 24 de febrero todo esto se vino abajo en el momento en el que Rusia invadió Ucrania, desencadenando una guerra en Europa sin precedentes desde la guerra de los Balcanes.
De hecho, según el Ministerio de Economía Español, nada más y nada menos que el 73% de la inflación del mes de marzo se debe a la guerra entre Rusia y Ucrania, puesto que está teniendo consecuencias en especial en el precio de la energía y de varias materias primas. Esto ocurre debido a que ambos países, Rusia y Ucrania, eran de las exportadoras más importantes a Europa de gas natural y de maíz. Esto ha hecho que al comienzo de la guerra sus precios suban sin precedentes.
Así, por ejemplo, desde finales del 2021, el precio de la gasolina ha crecido en un 23%, y el del diésel un 34%, de acuerdo con datos arrojados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Igualmente, el precio del kWh ha subido en un 95% durante los primeros meses del 2022, según la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC). Todo esto ha desembocado en un gran aumento de la inflación.
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