Pon el slow living en tu vida y mejora tu salud mental
¿También sientes que tienes un estilo de vida demasiado rápido? Si cuando te levantas te pones a mirar Twitter, luego por la tarde estás con el ordenador todo el rato y antes de acostarte le echas una horita al Instagram, es porque tienes que hacer cambios en tu día a día. Y lo primero pasa por irte directamente al slow living para estar más concienciado de todo lo que sucede a tu alrededor.
Así nació el slow living: paz en tu día a día
Los 80 vieron el nacimiento de una filosofía que tuvo a Carlo Petrini como máximo exponente. El joven periodista estaba paseando por la Plaza de España de Roma y vio que iban a abrir un McDonalds en una esquina. Como puedes imaginar, en un país marcado por la cocina casera en todas sus plazas, el hombre no pudo más que asustarse y empezar a escribir sobre un fenómeno que había empezado a tomar el mundo: la globalización comercial.
Con el paso de los años se ha convertido en un movimiento que cambia vidas, y que nos lleva a prestar atención plena para vivir el momento presente sin preocupaciones. Es tu faro en mitad del mar, tu botón de off cuando estás todo el día dándole a la play, tu momento de chill… Ya sabes lo que significa.
El aumento de la digitalización, aunque parezca contradictorio, nos ha acercado las nociones del slow living para que empecemos a vivir en una realidad mucho más tranquila. De hecho, a raíz de la pandemia, las visualizaciones de vídeos que incluían la frase slow living en el título se multiplicaron por cuatro en 2020 en comparación con el año anterior.
Consejos para calmar tu mente con el slow living
Ahora que ya no sabemos lo que hacer para relajar nuestras neuronas, porque las tenemos todo el día llenas de testosterona, es cuando debemos aplicar una serie de tips para vivir tranquilos durante el día a día. Ponlos en práctica para mejorar tu salud mental, tu productividad en el trabajo y tu enfoque de la vida.
El primer paso consiste en practicar el mindfulness. La meditación es clave para que te centres en lo que sucede a cada momento. Empieza por cerrar tus ojos, centrarte en un solo punto, contar hasta diez… Hay muchos hábitos que puedes adquirir, pero te recomendamos que te lo tomes con calma y dediques cinco minutos del día a parar por completo lo que estás haciendo. Verás la diferencia enseguida.
A continuación, haz una lista de prioridades. Si lo que te sucede es que vives en perpetua tensión, sin saber cómo acometer todas las tareas que tienes pendientes, esta es la solución. Organízate poco a poco, para que puedas ir correr al parque, darte una ducha, hacer la comida del día siguiente y dormir completamente relajado. Así aprenderás a gestionar el tiempo que dedicas a tus tareas, en una época donde la hiperproductividad se ha convertido en la norma.
Ahora te proponemos… ¿comer lento? Sí, no estamos de broma. Si empiezas a masticar cada bocado, dejando los cubiertos en el plato, evitarás la tendencia que tenemos a comer engullendo la comida, pensando en lo que vamos a hacer después. Es un buen método para empezar a reflexionar, y con el paso del tiempo habrás visto cómo habrás creado un espacio mental solo para ti.
Por último, entra en contacto con la naturaleza. Aunque la veas por la ventana todos los días, no basta solo con mirar un árbol, tienes que ir y tocarlo con tus propias manos. Siempre viene bien sentir el olor de las flores, ver a los insectos pasar o, simplemente, estar conectado con aquello de lo que formas parte. ¡Verás qué alivio!
Como ves, empezar tu crush con el slow living es mucho más fácil de lo que piensas. Solo tienes que simplificar tu vida para empezar a apreciar los matices, a sentirte mejor contigo mismo y dedicar mucho más tiempo a aquello que realmente amas. ¡Es súper fácil!