Durante el transcurso de los años y de nuestra vida nos van surgiendo diferentes necesidades y situaciones que afrontar: en los estudios, el trabajo o la vida familiar, entre otras. En todo esto influye de manera inevitable en nuestra salud económica, ya que, si contamos con estabilidad en este ámbito, será más sencillo que lo hagamos en los otros aspectos vitales.
La influencia de nuestra salud financiera en nuestra salud personal
Lo más común es que nos preocupen 3 situaciones personales: nuestra economía, nuestra salud física y mental y nuestro contexto laboral.
Es lógico que nos inquieten los estudios universitarios sin becas, la compra o alquiler de una vivienda, la adquisición de un coche, el disponer de ahorros suficientes por si surgen imprevistos… y no es raro que todo esto nos llegue a desencadenar ansiedad o nerviosismo en ciertos momentos.
Por esto mismo, contar con una buena salud financiera es importante para vivir bien, sin padecer “estrés financiero” que tan común puede llegar a ser, y que nos asalta cuando nos vemos sobrepasados por situaciones que no podemos solventar económicamente.
¿Qué es la salud mental?
En momentos como los que estamos viviendo, cuidar nuestra salud es más importante que nunca. ¿Sabes qué quiere decir exactamente “salud mental”?
La salud mental es complementaria de nuestra salud física. Hace referencia a nuestro bienestar personal en nuestra situación socio-cultural, interpersonal y laboral, haciendo posible que logremos el nbienestar vital. Es decir, para tener buena salud mental y física tenemos que tener un buen nivel interno, contando con personas a nuestro alrededor que nos quieren y apoyan y realizando actividades que nos llenen emocionalmente.
Todo esto puede verse afectado por muchas cosas: estrés, fallecimiento de un ser querido, una pandemia como la que estamos viviendo, o nuestra salud financiera.
Y la salud financiera, ¿en qué consiste?
La salud financiera no es más que nuestra estabilidad económica o el equilibro de gastos y de ingresos, unido al ahorro con el que contamos. Es decir, al final es el no gastar más de lo que nos podemos permitir, para así ahorrar poco a poco.
En España esto todavía no lo conseguimos cumplir por completo, ya que los estudios suelen arrojar resultados pobres, en especial si tenemos en cuenta los datos de otros estados de la Unión Europea. Al final ahorramos poco y gastamos de más.
¿De qué forma puedo mantener una buena salud financiera para que no afecte a mi salud personal?
La CNMV o Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Banco de España ha diseñado un práctico Plan de Educación Financiera para ayudarnos con nuestras finanzas. ¡Presta atención!
Ser consciente de nuestro contexto financiero real
La planificación es tu mejor amiga. En este sentido, diseñar un presupuesto con el que ser conscientes de nuestro contexto económico real es importante, y por desgracia no es algo que se haga comúnmente.
Para hacer esto podemos usar métodos tradicionales tirando de boli y papel, o bien usar Excel, por ejemplo.
Para ello, el primer paso es registrar nuestros gastos fijos: hipoteca o alquiler, gas, agua, luz… además de los que sabes que es muy probable que vayas a tener que enfrentar: regalos de cumpleaños y navidad, libros de texto, etc.
De esta forma nos vamos a poder adelantar y saber qué gastos vamos a tener que hacer en conjunto.
La gestión de nuestros propios gastos
Llevar una cuenta de nuestros gastos hará que podamos conocer a qué estamos destinando nuestro dinero. Cada gasto que efectúes, apúntalo, tanto si ha sido algo esencial como un capricho.
Así, a final de mes podrás observar en qué has gastado tu dinero, y saber si hay gastos que son prescindibles.
El ahorro durante todos los meses
El ahorro puede venir de la mano de distintas cosas. Un método muy común es el 50/30/20:
- La mitad de nuestros ingresos son para afrontar gastos fijos, como la hipoteca, la compra de comida…
- El 30%, a los gastos personales pero que sean prescindibles: pilates, gimnasio, Netflix…
- El resto, es decir, el 20%,
De todas formas, ten en cuenta que este método no siempre vale para cualquier tipo de sueldo. Si cuentas con unos ingresos de unos 2.500 o 3.000 euros al mes, sí, pero por debajo de esto puede que esta técnica te sea muy justa.
Si este es tu caso, apunta los siguientes consejos para ajustar el método a tu caso:
- Ahorra x dinero, el que te venga bien, cuando te ingresan la nómina.
- Usa el redondeo.
- El dinero que no hayas gastado a final de mes, guárdalo.
Del mismo modo, lo mejor es que tu dinero ahorrado no lo ingreses en tu cuenta corriente, sino en un depósito.
Al final, lo que menos tiene importancia es el dinero que consigas ahorrar, en especial al principio, sino que cojas el hábito de hacerlo, ya que en cualquier momento puedes necesitar ese dinero.
Afrontar tus deudas
¿Vas a pedir un préstamo? Antes de nada, valora si es algo que tengas que hacer sí o sí, o por el contrario puedes prescindir de ello. Para esto, es importante que diferencies entre los distintos tipos de deudas:
- Una deuda buena es la que tiene relación con nuestra situación personal: compra de vivienda o coche, estudios…
- Una mala deuda es la que contraemos para pagar cosas innecesarias: un móvil, una tele… o préstamos con tiempo de amortización mayores que la vida del producto, como puede ser el seguir pagando las vacaciones después de que estas hayan llegado a su fin.
- Las deudas muy malas son las que cuentan con un TAE muy alto, que nos desencadenan descubiertos en cuenta, etc.
Para poder hacer frente a préstamos de una manera sana, apunta las siguientes recomendaciones:
- Pagar en los plazos marcados, de este modo no tendrás que hacer frente a intereses altos.
- Pedir solo los préstamos imprescindibles.
- No endeudarse más de la cuenta.
Ser previsor y contar con un colchón económico
Uno de los mejores consejos que puedes seguir para tener una buena salud financiera es el de disponer de un colchón económico para afrontar gastos inesperados.
El nivel de estos ahorros depende de tu edad y tu situación personal y financiera. De todas formas, en general:
- Con 20 años, lo indicado es que cuentes con unos ahorros equivalentes a tu 25% de tu salario anual.
- A los 30, con el 100% de tu salario anual.
- A los 40, el doble de tu salario anual.
Y así a lo largo de las décadas.
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No cabe duda de que la vida puede cambiar mucho de un momento a otro, por lo que lo mejor es ahorrar en los momentos en los que nos lo podemos permitir.
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