Los activos financieros carecen de valor físico, motivo por el cual no se contabilizan en el PIB de los estados. No obstante, juegan un papel importante en la mejora económica, en tanto que posibilitan la inversión y el consumo al proveer recursos.
En el momento de invertir en los activos financieros no hay que perder de vista nunca que todos ellos cuentan con unos beneficios asociados, pero también unos peligros. Esto hace esencial que cada usuario se decante por aquel que es más adecuado a sus capacidades y posibilidades personales y económicas.
Activos de inversión: en qué consisten y sus características
Un instrumento financiero se considera como activo financiero cuando hace referencia a una inversión, la cual puede ser en diversas formas, tales como acciones, bonos, derivados, u otros valores similares. Tanto individuos como corporaciones pueden adquirir y enajenar estos productos con el fin de obtener ganancias sobre su inversión.
Dentro de estos, encontramos dos clasificaciones diferentes, siempre atendiendo al plazo de rentabilidad y a su propia liquidez:
- Los activos con liquidez son los que pueden transformarse en efectivo de una manera rápida y sencilla, además, sin sufrir cambios su importe. Por ejemplo, las acciones que se cotizan en bolsa.
- De manera opuesta, encontramos los activos no líquidos. A diferencia de los anteriores, no pueden pasar a efectivo de manera sencilla ni ágil. En este caso, estaríamos hablando, por ejemplo, de los bienes raíces.
¿Por qué se caracterizan los activos financieros?
Una de las particularidades de los activos financieros más distintivas es su liquidez; o lo que es lo mismo, la posibilidad de que pasen a efectivo sin que su precio mute. De esta forma, los más líquidos son aquellos con los que se puede comerciar en un mercado de tipo secundario, a imagen de los bonos.
También hay que resaltar el plazo de este producto financiero, pudiendo ser a corto, medio o largo plazo. Mientras que los a corto plazo finalizan en menos de un año, los de largo plazo pueden llegar a extenderse hasta cinco.
La rentabilidad es otra característica más importante de los activos. Esta hace referencia a los beneficios que se pueden conseguir a través de la propia inversión y se relaciona con los riesgos que corre el usuario: cuanta mayor potencial rentabilidad, más peligro de perder el capital.
Este último factor, el riesgo, define las probabilidades que existen de perder la inversión realizada. Es fundamental conocer las características de cada activo financiero para poder elegir de manera apropiada, ya que el riesgo puede variar significativamente de uno a otro. Por ejemplo, los bonos gubernamentales, un tipo de inversión a renta fija, tienen un riesgo bajo, mientras que las acciones de empresas emergentes, uno alto.
Además, es significativo mencionar la especulación bursátil, que conlleva un alto nivel de riesgo, por lo tanto, se torna relevante comprender todas las particularidades de los activos financieros para poder hacer una inversión apropiada.
¿Cuáles son los tipos de activos financieros que existen?
Se pueden encontrar multitud de activos con sus características, ventajas y desventajas:
- Los llamados ETFs son una opción rentable y conveniente para variar la cartera de inversión, ya que copian el comportamiento de un índice de referencia como el IBEX 35 o el índice S&P 500.
- Las acciones simbolizan parte del valor de una compañía o negocio, y su cuantía cambia dependiendo del rendimiento de estos. Además, quienes tienen acciones en su poder pueden participar en la toma de algunas decisiones corporativas.
- En cuanto a los bonos, estamos ante títulos que son expedidos por organizaciones o sociedades públicas. Cuando una persona o entidad facilita su capital, lo hace esperando recibir a cambio un interés fijo o variable, y la devolución del capital en un plazo acordado previamente.
- Los fondos de inversión son instrumentos financieros que reúnen el capital de distintos inversores y lo invierten en activos, que pueden ser acciones, bonos, bienes inmuebles, y otros similares. Otra consideración a tener en cuenta es que las ganancias o pérdidas se reparten entre todas las personas implicadas de acuerdo a su aportación.
- Por último, los derivados son productos bancarios cuyo importe se deriva del costo de otro activo subyacente, tal como una acción o un bono. Los derivados se pueden utilizar para resguardarse de fluctuaciones del mercado, o para especular y obtener beneficios a partir de ellas.
Como ya hemos mencionado más de una vez a lo largo de este post, nunca hay que pasar por alto que todos los activos financieros tienen unos peligros asociados. Por esta razón, siempre hay que estudiarlos al detalle antes de tomar la decisión de invertir o no en ellos. De la misma manera, es esencial estar al tanto de las últimas noticias y tendencias en el mercado financiero.
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